El pasado
lunes 24 de febrero la banda inglesa The Maccabees se presentó en Changotitlán
para cerrar la gira que ayudó a promocionar el magnífico disco ‘Given To The
Wild’ y, si me preguntan, saldar una deuda con la audiencia de México tocando
“Ayla”, ya que no lo hicieron en su pasada visita.
Cuando uno
ve a The Maccabees en vivo uno tiene la impresión que apenas están comenzando
su camino en esto de la música. Es difícil creer que tienen cerca de diez años
desde que se formaron. Cuando se plantaron en el escenario, poco después de las
21:00, y miraban al público, uno podía notar con facilidad la expresión de
alegría y asombro en el rostro de cada uno de ellos. Era como ver a un niño mirando
a través de la vitrina de una tienda de juguetes. A veces me pregunto cómo es
posible que después de tanto tiempo, tantos conciertos, cientos de
reconocimientos y alabanzas por parte de la prensa, cómo es posible que conserven
esa capacidad de asombro y sorpresa.
Y
afortunadamente, toda esa emoción y energía mostrada por el grupo fue bien
recibida y pagada con creces por el público que abarroto El Plaza Condesa. Una
especie de sinergia comenzó a crearse y el ambiente nunca decayó, muy por el
contrario, parecía que siempre iba in crescendo. ¿Qué tan lejos podía? Ellos
pedían que levantáramos los brazos y los levantábamos. Ellos pedían que
aplaudiéramos y aplaudíamos. Ellos pedíamos que brincáramos y brincábamos. El ímpetu
de la gente llegó a tal grado que una niña fresa, delgada y con una larga
cabellera rizada que estaba sobre los hombros de su novio, se despojó de su
blusa y comenzó a ondearla como una bandera. Antes que la susodicha perdiera
otra pieza de su ropaje, el novio (un poco celoso y envidioso, por cierto) la
bajó de inmediato y la cubrió con una sudadera. A pesar de esto todos seguimos
disfrutando del concierto y nos llevamos una anécdota extra que contar a
nuestros amigos.
El escenario
era bastante sobrio. Un fondo negro y un eficaz sistema de luces fue más que suficiente.
A final de cuentas, la música y la comunión con la gente es lo más importante
en un concierto (o por lo menos asó debería ser). Esto se cumplió en esta
ocasión. Los integrantes de The Maccabees no precisan de grandes puestas de
escena y no suelen ser muy teatrales, sin embargo, dentro de su sobriedad,
logran conectar con oídos ávidos de escuchar sus letras melancólicas y música llena
de valles y montañas.
El set que tocaron
en esta ocasiónfue más largo que el del Corona Capital 2012 e incluyó canciones
de sus tres discos.
1. William Powers
2. Feel to Follow
3. Wall of Arms
4. Young Lions
5. Forever I’ve Known
6. Go
7. First Love
8. Precious Time
The Maccabees “First Love” y
“Precious Time”
9. X-Ray
10. Can You Give It
11. Child
12. No Kind Words
13. Love You Better
14. Grew Up At Midnight
Encore
15. Toothpaste Kisses
16. Heave
17. Pelican
The Maccabees “Pelican”
Como podrán
darse cuenta “Ayla” no aparece en la lista. Lo cual me decepcionó u poco. ¿Cómo
es posible que en una noche tan importante no nos concedieran el placer de
escuchar una canción tan hermosa y que probablemente sea la más importantes de
su legado música? ¡Hasta Radiohead tocó “Creep” cuando vino a México allá en el
2009!
En fin, a
pesar de esa pequeña omisión el concierto dejó un muy buen sabor de boca.
Buenos músicos, buen sonido, buen ambiente. ¿Qué más se puede pedir? Cierto,
que toque “Ayla”.
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