domingo, 22 de marzo de 2009

RADIOHEAD a sol y sombra: la sombra


En el comienzo de todo, antes que se hiciera la luz, existía oscuridad. Así fue el domingo 15 de marzo cuando los teutones Kraftwerk subieron al escenario del Foro Sol, previo al apoteósico regreso de Radiohead a suelo azteca.

El reloj marcaba la 7:50 cuando comenzaron los peores 50 minutos de mi vida, prácticamente una hora de mi existencia que se fue al drenaje y que jamás podré recuperar.

Los cuatro tipejos que abrieron a una de las mejores bandas que ha pisado suelo mexicano son un verdadero fraude. Su “música” es una completa tomada de pelo (por no decir MIERDA), no tiene imaginación, es repetitiva, acartonada, sin imaginación y sin alma. En pocas palabras, es electrónica.

Muchos se escudan y enorgullecen diciendo que ellos son pionero del género y que su sonido minimalista hecho con base en instrumentos estrictamente electrónicos son un deleite para los verdaderos melómanos… No nos hagamos tontos, creo que cualquier persona que haya jugado con el Atari estará de acuerdo que la música de esta consola es infinitamente mejor que lo que hacen esos farsantes.

¿Cómo fue la presentación? Imaginen que tienen de frente a cuatro tipos, uno junto a otro, frente a unas computadoras. Cuatro tipos que no se mueven y que ni siquiera hacen el más mínimo esfuerzo por aparentar que están tocando algo. De hecho, en algún momento de su presentación cuatro maniquíes/animatronics toman el lugar de estos pseudomúsicos mientras se sigue escuchando una canción como si nada pasara… ¡Hasta la peor estrella pop prefabricada hace el mínimo esfuerzo por aparentar que canta o hace algo! Pero esto tipos ni siquiera se molestan. De hecho yo tengo la firme creencia que en lugar de estar “haciendo música” con sus laptops estaban chateando, enviando correos electrónicos y jugando solitario.

Aunque, casi igual de chafa, es la gente que creía que esos buenos para nada valían la pena. De seguro los que estaban tan contentos de escuchar a Kraftwerk (aunque ni siquiera sabían como pronunciar su nombre) son los típicos posers que van a ver las peores películas del mundo, pero como alguien les dice que es cine de arte entonces las elevan a un nivel divino y tachan de nacos e ignorantes a todos los que opinan distinto. Esta triste calaña de gente es igual de patética y borrega como los que creen que la música plástica y prefabricada es auténtica y los que la “cantan” son buenos/buenas porque están muy guapos/guapas y saben bailar muy bien. Estas personas son incapaces de pensar por ellos mismos, actúan/aceptan/consumen/escuchan sin cuestionar todo lo que les dicen, son como zombies.

Eso sí, hay que darle un premio al manager del grupo (a él y al representante de Omar Bravo) porque pocas veces se ve a alguien que le consiga tanto trabajo a personas con tan poco talento.
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