jueves, 30 de mayo de 2013

Una velada con Kate Nash


Kate Nash es una vieja conocida de México y parece que ella nos quiere y es bien correspondida por el público que la conoce. A pesar de esto, los dos conciertos que le he visto en la Ciudad de México nunca han registrado entradas especialmente buenas.

La primera vez que esta inglesa se presentó en Changotitlán fue en el José Cuervo Salón como parte del tour para promocionar su segundo disco ‘My Best Friend Is You’. La segunda fue como parte del festival Indio Emergente 2012 que recorrió varias ciudades del país. El viernes pasado (24 de marzo) fue la tercera y el recinto elegido fue El Plaza Condesa.

Dos cosas llamaron mi atención al llegar al lugar del concierto. El local estaba como máximo a un 60% de su capacidad y había una cantidad inusualmente alta de mujeres. Y aunque la primera condición no es una razón deseable, especialmente cuando se trata de un artista de calidad, me dispuse a disfrutar del recital.

Mientras dirigía la mirada al escenario y esperaba que se apagaran las luces, una ausencia llamó mi atención: no había piano. ¿Cómo es posible? Si Kate Nash se caracteriza por tocar este instrumento. Sus canciones más icónicas tienen el inconfundible sonido del piano ¿POR QUÉ NO HAY UN PIANO SOBRE EL ESCENARIO?... En fin, habrá que ver qué es lo que pasa.

Las luces por fin se apagaron algunos minutos después de las diez de la noche. Varias escenas en formato Super-8 comenzaron a ser proyectadas en una inmensa manta blanca al fondo del escenario. Era Kate Nash posando inocentemente ante la cámara y la música que la acompañaba poseía unatonalidad vintage. Todo parecía estar hecho para transportarnos en el tiempo a una época pasada. En cierta forma me recordó la entrada que utilizó Morrissey cuando se presentó con la gira de ‘Ringleader Of The Tormentors’. Poco a poco las imágenes un tanto cándidas comenzaron a cambiar, a volverse más crudas y violentas. Todo parecía transformarse en una película de explotación (Faster, Pussycat! Kill! Kill!)... Primero nos hicieron retroceder en el tiempo y después nos embuten por medio de algún artilugio en un mundo surrealista… Todo bien hasta el momento... A continuación las integrantes de la banda (sí, sólo había mujeres) fueron tomando control del escenario. La última en aparecer fue Kate… y no tenía un piano… en su lugar se armó con un bajo decorado con estampas y grafitis.

Muy pronto quedó en claro el porqué de este mundo tan poco ordinario. La suavidad y dulzura generalmente asociada al piano quedó sustituida por la aspereza del bajo y el desenfreno de las guitarras eléctricas. Kate y su banda rockeó y lo hizo en serio. No sólo era la música que tocaban, era la actitud con la que lo hacían. El headbanging y contorciones que realizaban sobre el escenario daban la impresión que habían sido poseídas por alguna fuerza sub-humana.

Kate Nash se reinventó y en el proceso también lo hizo toda su música. Mientras algunos buscan volverse ‘unplugged’ ella escogió el camino opuesto, aquel que es eléctrico y crudo. Es así que los ahí presentes escuchamos viejas conocidas como “Kiss That Grrrl”, “Do-Wah-Doo”, “Mariela” y “Foundations”, entre otras, con nuevos oídos. Además que también disfrutamos nuevas canciones como “Sister”, “Death Proof” y “Fri-End?

Algo interesante es que a pesar de presentarnos texturas e incluso una imagen más dura, Kate Nash sigue siendo una persona que aprecia y busca acercarse a la gente. Fueron varias las ocasiones entre canción y canción en las que se puso a platicar con el público, hablar de su vida personal y dar uno que otro consejo; los temas iban desde lo corta que es la vida y lo mucho que de debemos aprovecharla, el autoestima, lo importante que es alejarse de las relaciones destructivas y lo mucho que el mundo necesita de más mujeres que se dediquen a rockear y patear traseros. En fin, me imagino que en cierto modo Kate Nash es la mejor amiga de muchas personas, pero tal vez deba tener un poco de cuidado, porque en algún momento del concierto que se le ocurre meterse entre la gente y, juzgando por la forma en que se sobó cuando la sacaron de entre la multitud, terminó un poco magullada.

En lo que respecta al público, su comportamiento fue un tanto extraño. Ya mencioné que no fueron en grandes números, esto pudo deberse a que el evento no tuvo mucha difusión, ella es una artista que recibe poca difusión radial (a pesar que tiene una calidad indiscutible) o simplemente ella es una artista muy de nicho. Por otro lado, casi siempre que terminaba una canción, El Plaza Condesa se llenaba de un silencio un tanto incómodo. Me explico, durante las canciones la gente cantaba y se veía contenta, en cuanto terminaban de tocar había aplausos, gritos, propuestas de matrimonio a Kate, así como uno que otro regalo que aterrizaba sobre el escenario (cartas, playeras, brazaletes); pero esta euforia era breve, como una ola que se llega e inmediatamente se aleja de la playa, pareciera que la gente tenía pena de desentonar con el sonido del silencio. Algo bastante extraño a lo cual todavía no le encuentro respuesta definitiva.

En fin, lo que presenciamos sobre el escenario hizo que el dinero pagado valiera la pena hasta el último peso y lo siento por los que no fueron.

Aquí abajo pueden ver la lista las de canciones que Kate y compañía tocó, y en la página de Toni (la máxima autoridad en lo que a fotos de conciertos se refiere) pueden ver una fotos muy chipocludas que enseñan como se debe rockear.

1. Sister

2. Death Proof
3. Mermaid Blue
4. Kiss That Grrrl

5. Do-Wah-Doo
6. OMyGod
7. Paris
8. Fri-End?
9. Dickhead
10. Conventional Girl
11. Mariella

12. Foundations
13. 3am
14.Grrrl Gang (cover de FIDLAR)

15. Underestimate The Girl

Encore
16.We Get On
17. Birds

Como pueden darse cuenta no tocaron canciones como “I Just Love You More”, “Mouthwash”, “Take Me To A Higher Plane”, “Later On” o “Pumpkin Soup”, pero ni se extrañaron… Bueno, tal vez “Later On” sí.

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