martes, 7 de julio de 2009

Death And All His Friends


Desde hace mucho tiempo yo he tenido la impresión que la muerte de la gente está conectada de alguna manera. Y no me refiero a que todos nos vamos a morir algún día. Yo más bien me refiero a que cuando alguien muere, al poco tiempo alguna otra persona conocida o del mismo medio irremediablemente cuelga los guantes… Es como cuando alguien va de compras al super. Difícilmente uno va y compra sólo un artículo, ya aprovechando el viaje pues que mejor que surtirse para toda la semana. De la misma forma opera la muerte.

Cuando alguien parte todo es cuestión de sentarse pacientemente y esperar, contar las horas, los días, el momento para ver cuándo se llevan al siguiente.

La única persona con la que había compartido esto, EL, se asustó mucho e incluso quedó medio perturbado. Según yo no tenía mucha importancia mi observación, pero cambié de opinión al ver cómo sus globos oculares parecían salir de sus órbitas y la comisura de su boca se fue direcyamente al suelo. Creo que le pegó más mientras comenzó a buscar ejemplos y los encontró.

Recientemente, yo, la comunidad itamita (a la que pertenezco) y el mundo se vio envuelto en una de estas peculiares y mórbidas dinámicas mortuorias. En lo personal, todo comenzó el 20 de junio, cuando Don Chucho, uno de los porteros de donde vivo, sufrió un paro cardiaco. Un día después le tocó el turno a Javier Beristain, ex-rector y profesor del mi alma mater, el ITAM(bo). Unos cuantos días después, el 25, Michael Jackson bailó y, además de convertirse en el acontecimiento del año, le quito su rayito de sol a Farrah Fawcett que también murió ese día. Finalmente, cuatro días después, la Parkita y Espectrito Jr. fueron asesinados en un hotel de paso por andar de caldufos.

¿Es normal que me sienta tan tranquilo por esto? No lo sé, según yo no hay razón de alarmarse, siempre y cuando uno tenga la conciencia tranquila y esté consciente que algún día, cualquiera, uno va a morir.

En fin, ¿quién será el siguiente?
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1 comentario:

Salvador dijo...

Estoy de acuerdo con tu teoría. Agrégale a Colmillo, el fiel guardián del ITAMbo