En los últimos días la frase de moda es: "¿Vas a ir a la marcha?" Cuando alguen me interroga al respecto mi respuesta es simple: No. En ese instante la carita iluminada de la persona que me pregunta se oscurece junto con su amable sonrisa que tan sólo unos segundos antes parecía buscar un compañero, un compinche, un hermano, alguien que compartiera sus ideales, su esperanza y su frustración.
Ese "No", ese simple monosílabo, esa simple negación, tiene un efecto poderoso. Hace que toda la plática que el/la "marchista" tenía planeada y practicada no sé cuantas veces se derrumbe cual edificio del centro de la Ciudad de México en el temblor del 85. Ya no podremos decir que nuestros gobernantes han quebrantado nuestra confianza, pero no podrán hacer lo mismo con nuestra voluntad. Ya no podremos compadecernos del pobre niño Martí(r). Ya no podremos decir lo horrible que es vivir con miedo en nuestra ciudad. Ya no podremos preguntarnos ¿A qué hora piensas llegara la marcha? ¿Dónde vas a dejar tu coche? ¿Qué ropa vas a llevar? ¡Cool!, nos vemos por allá y después podemos ir al (inserte el nombre de algún antro de moda).
Y no es que sea un sociopata/indiferente/antipático/ve y come caca. Simplemente no estoy de acuerdo con muchas situaciones e ideas detrás de está marcha. Me explico.
Todo este asunto comenzó con el secuestro y asesinato de Fernando Martí, hijo de Alejandro Martí, dueño de Deportes Martí (inserte sonido de muchas cajas registradoras). Inmediatamente los medios de comunicación le dieron una cobertura enorme, uno escuchaba y leía notas al respecto por todos lados y a todas horas. Los políticos se pronunciaban por penas más severas para los secuestradores, incluso uno que otro propuso la pena de muerte. Entonces México Unido Contra la Delincuencia AC entra en escena y antes que uno se diera cuenta alguien convoca a una marcha contra la delincuencia el 30 de agosto.
Antes de continuar quiero que quede claro que me repugna cualquier tipo de delito contra cualquier persona, en especial si la victima es una persona inocente. Y me parece que el secuestro y asesinato del niño Martí fue un acto abominable, cobarde y desalmado.
Sin embargo ¿Qué pasa con todas las personas que no son parte de una familia adinerada como los Martí y que han sufrido de una situación similar? ¿Sus casos no merecen la misma atención de los medios? ¿Su situación no es digna del pronunciamiento enérgico de la clase política? ¿Su sufrimiento no merece la misma compasión y solidaridad de la situación civil? ¿No merecen ellos también una marcha?
Adicionalmente estoy seguro que muchos de los culpables de esta y otras situaciones van a estar presentes en la marcha y lo peor es que ellos van estar convencidos que no son victimarios, sino las victimas. Porque es muy fácil, por un lado, abrir la boca y quejarse de la corrupción y, por el otro, dar una "mordida" a los policías para evitar una infracción de tráfico o pasar una "corta", para que las autoridades den un permiso de construcción, etc., etc., etc.
Recuerden que para que existan corruptos deben existir corruptores. Y unos son tan culpables como los otros del mal funcionamiento, la podredumbre, la corrupción de las instituciones y la sociedad...
Así que cuando quieran quejarse de la corrupción primero piensen cuántas veces han sido cómplices/promotores de esta. Piensen en la forma arrogante y orgullosa que platican a sus amigos cuánto dinero le dieron a algún policía para que les perdonaran el pasarse la luz roja.
Piensen qué van a hacer hoy para no ser parte de lo que detestan.