jueves, 15 de mayo de 2014

Crónica de la aventura de cuatro monos sueltos en Changotitlán y de los fulanos que trataron de capturarlos


Es posible que ustedes no se hayan enterado porque estaban haciendo compras de pánico para el Día de las Madres (hijos mal agradecidos) o porque estaban buscando dónde conseguir un arreglo floral que no les saliera en un ojo de la cara (hijos marros), pero, por si ustedes no los sabían, el viernes pasado (9 de mayo) el heroico e incorruptible cuerpo de policía de Changotitlán implementó un operativo de búsqueda y cerró algunas calles de la Colonia Hipódromo Condesa ya que algunos vecinos reportaron haber visto a cuatros monos deambulando por la zona. La policía, como de costumbre, lo único que consiguió fue entorpecer el tráfico y no dio con la banda de primates forajidos que presumiblemente había llegado de un vuelo procedente de Japón. Los que se propusieron y sí lograron dar con estos micos fue un grupo variopinto de civiles, en su mayoría inadaptados sociales, entre los que se podían encontrar algunos darketos, punketos, fresi-hipsters, pseudo-amish, ancianos precoces, fisicoculturistas, hombres x y uno que otro despistado que no tenía idea de qué hacía pero se quiso unir a la muchedumbre. Poco después de las 9 de la noche los macacos fueron acorralados dentro de las instalaciones de El Plaza Condesa. Para no espantarlos y evitar su inminente huida la gente guardó un silencio de tintes solemnes. Por momentos los changos parecían no darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Rara vez volteaban a ver a sus perseguidores y más bien parecían enfocar su atención al suelo o a los instrumentos dispuestos en el interior en el lugar, mismos a los que se aferraban forzudamente como si de ello dependiera su existencia. Es difícil decir con precisión qué pasaba por su mente en esos momentos. A ratos se comportaban de forma relajada y dulce, pero, al igual que un rio que atraviesa por remansos y rápidos violentos, ellos se transformaban en un torbellino estridente de consecuencias impredecibles (más o menos como los simios de “28 Days Latter”). Los testigos afirman que lejos de asustarse quedaron absortos, hechizados, embobados. El único sonido que rompía con ese trance era el clic de alguna cámara que alguna persona sacó para llevarse algún recuerdo o tal vez para convencerse más tarde que esto no era un sueño y realmente estaba pasando. Quizá fue esta misma razón la que hizo que una hora y minutos después la gente explotara en aplausos. Los monos, como era previsible, se vieron sorprendidos y, después de abrazarse para decirse que todo estaba bien, huyeron del lugar. Nadie los ha vuelto a ver desde entonces, pero sus huellas perduran.

1. Yearning

2. Dream Odyssey
3. Pure as Snow (Trails of the Winter Storm)

4. Kanata
5. Ashes in the Snow
6. Halcyon (Beautiful Days)
7. Everlasting Light

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