miércoles, 30 de octubre de 2013

Goran Bregović y su banda de bodas y funerales en El Plaza Condesa


Las últimas dos semanas han sido tremendamente pesadas. Mucho trabajo y una amplia variedad de compromisos me han dejado agotado y sin tiempo para hacer una de las cosas que me gusta más, escribir este blog. Entre las cosas que he dejado en espera está la reseña de un par de conciertos. Uno de ellos es el del oriundo de Sarajevo, Goran Bregović, el cual tuvo lugar el pasado 18 de octubre en El Plaza Condesa de la gran Changotitlán. Podría hacer como que no pasó nada, como si el concierto hubiera sido ayer y escribir la reseña. Pero la idea me hace sentir como si estuviera haciendo trampa. Siento como si quisiera anunciar, como gran novedad, la invención de la rueda o que los políticos mexicanos son una bola de rateros, inútiles y corruptos... Así que voy a evitar caer en ese triste escenario y asumiré la consecuencia de mis actos. Ergo, me voy a perder la oportunidad de comentar varias cosas de ese excelente concierto, por ejemplo:

Confesar que compré mi boleto sin tener la más mínima y remota idea de quién era Goran Bregović, pero me latió el nombre porque me recordó a la música que sale en la película de “Underground”.

Aceptar que, después de tener mi boleto y hacer una breve investigación, me di cuenta que Goran, en efecto, participó en la banda sonora de la película antes mencionada.

Que el lugar donde fue el concierto estaba a reventar y se podían ver desde niños en edad de pintar con crayolas, hasta gente que pintaba su cabello para ocultar sus canas.

Lo sorprendente que fue la apertura del acto, cuando dos de los músicos de esta ‘banda de bodas y funerales’ partieron plaza y atravesaron la explanada donde estaba parado el público.

Lo explosivo que fue el concierto. Desde la canción abridora (“Gas Gas Gas”), hasta la ya clásica, “Kalashnikov”, que cerró la noche.

El emotivo homenaje a Cesária Évora cuando interpretaron “Ausencia”.

Lo simple que fue el escenario y la iluminación, con los nueve músicos parados (o sentados, según el caso) codo a codo, a lo largo del escenario, iluminados por unos sencillos reflectores de luz blanca.

Lo feliz que me hizo reafirmar que lo más importante en un concierto es la música; no las luces, no si hay fuegos artificiales o el tamaño de la producción o lo vistoso de las coreografías o cuántos cambios de vestuario hubo…

Mi sorpresa al enterarme que Goran colaboró con los Gipsy Kings en un par de canciones (mismas que, por cierto, tocó esa noche en un español que apenas y se entendía).

Mi goce al escuchar la canción en la que colaboraron con Gogol Bordello.

Lo surrealista que fue ver a tanta gente comportándose como locos, con más entrega que en muchos conciertos de rock, ante un tipo de música que, si bien es bastante rápida y energética, uno no relaciona con tanta firmeza a ese tipo de conducta maniática.

Expresarles lo feliz que me hizo ir al concierto, tanto por la música, la energía de la gente y la compañía de esa noche.

Recomendarles que vayan a ver a este changuito y su banda de orates en cuando tengan la oportunidad.

Y por último, presumirles que tomé unas fotos bastante cotorras, de las cuales la que más me gustó fue esta.


Goran Bregović y su banda de bodas y funerales
México, D.F. 18 de octubre 2013

P.D.
Por cierto, saliendo del concierto me encontré con que estaban desalojando los bares contiguos a El Plaza Condesa. Al parecer había temblado. Llegando a mi casa busqué información al respecto en los sitios de internet de algunos diarios nacionales. Ninguno mencionaba el temblor… En mi mente fuimos nosotros, los que fuimos a ver a Goran Bregović y su banda de bodas y funerales, los que hicimos que el suelo cobrara vida.

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