Y que llega el segundo día del Corona Capital 2013. Despertarse fue un
tanto problemático después de las pocas horas de sueño cortesía de la pesadilla
que fue salir del estacionamiento del Autódromo Hermanos Rodríguez. En fin, hay
que hacer algunos sacrificios si se quiere tener un día lleno de rock.
Dos mujeres, mucha actitud, un sonido crudo y rudo, una voz potente con
fuertes rastros de blues y una pinta a la usanza glam. Eso es Deep Vally,
quienes abrieron las actividades en el escenario Capital, el cual lució con más
gente que el día anterior y cuyos asistentes conectaron bastante pronto con el
dúo californiano. La verdad es que fue una agradable sorpresa escuchar tan
pronto algo tan bueno.
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Deap Vally |
El niño prodigio de Nottingham, que meses antes canceló su actuación
como abridor en el concierto de The Stone Roses en la Ciudad de México, saldó su
deuda con el público mexicano. Cuesta trabajo creer que a sus 19 años componga
y toque con tanta calidad. En definitiva, se trata de un alma vieja atrapada en
un cuerpo joven. Su presentación fue algo distinta a lo se puede escuchar en su
único álbum. Más que centrarse en el sonido folk, le subió a los decibeles para
estar más en línea con lo que generalmente se espera escuchar en un festival,
algo más en la onda rockera. Hay que destacar que, a pesar que era
relativamente temprano (14:50), había mucha gente presente y la gran mayoría
parecía estar bastante familiarizada con el material de Jake Bugg. Por ahí,
incluso se pudieron ver un par de pancartas en las que le proponían matrimonio.
Mi canción favorita fue la versión que hizo él y su guitarra, nadie más, de la
muy sentimental “Broken”.
Jake Bugg “Broken”
Me tocó escuchar a este grupo un poco por accidente y otro poco porque me
daba flojera desplazarme a otro escenario. Y algo me quedo muy claro. Los de Capital
Cities son malos como la carne de cerdo con cisticercos en vigilia. Su música
es aburrida, vacua y sin imaginación a más no poder. Tienen tan poco de qué
presumir que tocaron dos veces su único hit, el cual ni siquiera es tan bueno y,
a lo mucho, parece apropiado para musicalizar anuncios comerciales. Por si esto
fuera poco, estos tipo tuvieron la ocurrencia de tocar tres covers, “Breath” de
Pink Floyd, “Staying Alive” de The Bee Gees” y “Holiday” de Madonna, lo cual no
me parece malo (de hecho, yo soy un entusiasta de los covers); pero su
mediocridad es tal que destrozaron las canciones, les quitaron su esencia, su
chispa, las alentaron y las volvieron una vomitada apestosa y espesa. En fin,
me imagino que este tipo de música es más para la gente de lento aprendizaje;
si no, pregúntenle a los fresi-hipsters y a las pseudo-hippies lo bien que se
la pasaron.
Afortunadamente Jimmy Eat World llegó para quitar el mal sabor de boca
dejado por Capital Cities. Rock directo y sin complicaciones. No era necesario
conocer alguna de las 14 canciones que tocó la banda para disfrutar su sonido y
sentir como daba la impresión de lanzarte por el aire. Bueno, sí era básico
conocer una: “The Middle”. Por cierto, no faltaron los que se tomaron muy en
serio el video de este sencillo y decidieron quedarse en paños menores. Por
respeto a sus pupilas y para no provocarles algún trauma que luego tengan que
exorcizar con un psicólogo no voy a mostrar ninguna fotografía alusiva a ese
momento.
Jimmy Eat World “The
Middle”
Para festejar el triunfo de México el viernes anterior al festival,
frente a su similar de Panamá, Miles Kane subió al escenario enfundado en un
jersey de la Selección Mexicana, el número 7 en el dorsal y la palabra KANE
arriba de él. Por alguna extraña razón hubo algunas personas que comenzaron a
lanzarle vasos de cerveza, uno de ellos le pasó tan cerca que tuvo que
esquivarlo. ¿Será que no les cae bien Miles Kane o la Selección de futbol? Aunque
si de entrega se trata, el nativo de Inglaterra (a diferencia de los que
conforman la escuadra nacional) no careció de ella. Durante una hora vimos una
demostración de cómo se tienen que hacer las cosas sobre el escenario. Desafortunadamente,
no había la suficiente gente para atestiguar este hecho, la mayoría estaba en o
se dirigía a ver a Vampire Weekend.
Miles Kane “Don’t
Forget Who You Are”
La oscuridad comenzaba a cernirse sobre Chagotitlán cuando Vampire
Weekend subió al escenario. La gente llegó como una manada de lobos hambrientos
tras el olor de sangre fresca. Y en cuanto se abrieron las puertas del
inframundo y comenzaron a sonar las primeras notas de “Cousins” todos
comenzaron a bailar y brincar como chapulines, con quien se dejara, con todos. La
belleza de este grupo es que su nombre no puede estar más alejado de lo que
transmite su música. Sonidos alegres y soleados. El buffet estuvo repleto de muchas
de sus canciones más representativas (“Cape Cod Kwassa Kwassa”, “Diane Young”,
“Horchata”, “A-Punk”, “Ya Hey”, “Oxford Coma”, “Giving Up The Gun”, “Walcot”…)
y fueron pocas la autocomplacencias. Mención aparte y ovación de pie para la
maestría que tienen para tocar en vivo y hacer que lo difícil parezca fácil.
Vampire Weekend
“Cousins”
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Sigur Rós |
El peligro de tener expectativas muy altas de un grupo que suena muy
bien en CD (cuando se tienen los beneficios de un estudio, todas las tomas que
se quiera y una producción a la medida) es que el resultado en la vida real
puede resultar ser una absoluta decepción. Ese no fue el caso de Sigur Rós,
quienes cumplieron y superaron mis expectativas. Su presentación, desde antes
de comenzar, tenía un halo distinto a lo que generalmente se vive en la gran
mayoría de los conciertos. La mayoría de la gente ahí presente sabíamos a lo
que íbamos. Sabíamos que estábamos a punto de presenciar un evento
tremendamente personal y emotivo. Casi sagrado. Cuando por fin se apagaron las
luces y se rompió el silencio, todos los sentidos de los presentes estaban
fijos, monopolizados, por lo que sucedía sobre el escenario. Es curioso que en
un festival de este tipo, donde lo ideal es que el público sea lo más ruidoso
posible, una banda haga que el silencio de la gente se convierta en la mayor
prueba de aceptación, respeto y alegría posible. Una experiencia completa, un
mensaje consistente en todos los sentidos que tocaba. Visualmente estrujante y
sónicamente impecable. Por momentos daba la impresión que viajábamos a otros
mundos, dentro del calor de una fogata o a la inmensidad del océano. Los once
músicos sobre el escenario aportaban algo a cada canción, y ese algo se podía
escuchar con claridad, saborear, disfrutar… Sólo en algunas ocasiones osamos
romper nuestro pacto silencioso y aportar algo a esta ceremonia (generalmente
en la forma de aplausos o cánticos). Además, estoy seguro que no soy el único
que en varios momentos sintió el corazón rebosante de emoción e incluso derramó
algunas lágrimas. En definitiva, es difícil lograr un estado mayor de felicidad
después de escuchar algo tan hermoso como que nos regaló Sigur Rós.
1. “Yfirborð”
2. “Brennisteinn”
3. “Vaka”
4. “Glósóli”
5. “Stormur”
6. “Sæglópur”
7. “Varúð”
8.“Hoppípolla”
9. “Með Blóðnasir”
10. “Olsen Olsen”
11. “Kveikur”
12. “Festival”
13. “Popplagið”
Takk...
QOTSA tocó bastante bien y no pichicateó los macanazos, en especial en
la primera parte del concierto... Pero después de Sigur Rós lo demás no tiene
importancia, se vuelve pequeño. Por lo tanto, no tengo las palabras adecuadas
para decir algo que pueda dar una imagen ligeramente certera de lo que pasó con
el grupo principal del segundo día del Corona Capital 2013; porque lo que tenía
que pasar ya había sucedido y un anhelo personal de hace tiempo por fin se
cumplió.
Por último, mis deseos para la edición del año que entra: que detengan
la presentación de tanta mediocridad electrónica, así como la plaga fresi-hipster
y pseudo-hippie que tanto daño está causando a la humanidad. A final de
cuentas, ser hipster es lo más mainstream que existe.
Las fotos fueron tomadas por df.