miércoles, 11 de febrero de 2009
El trabucle de Benjamin Button
Hoy es miércoles, o como diría el buen MH, miércoles del naco feliz en el cine. Cabe aclarar a nuestros lectores de más allá de changolandia que a mitad de semana, todas las semanas, de todos los años, los cines de la Ciudad de México ofrecen un descuento de 40% (más o menos) en el precio del boleto de entrada.
Yo no pienso ir el día de hoy a ver alguna película, aunque ganas no me faltan, en especial después de todas las películas que estrenaron el fin de semana pasado y que se me antojan bastante (“Underworld: Rise of the Lycans”, “Frost/Nixon”, “Coraline” y, aunque usted no lo crea, “Big Stan”). En su lugar voy a dedicarme a ver el partido de la Selección Nacional.
En fin, una película que ya tiene algunas semanas en cartelera es la de “The Curious Case of Benjamin Button”, que básicamente trata de un changuito que nace con el aspecto de un viejo y con el paso de los años va rejuveneciendo.
Los que ya la vieron coinciden en que la anécdota es única, muchos se preguntan cómo es posible que a nadie se le hubiera ocurrido hacer algo así antes, es más, ya casi casi le quieren dar el Oscar a mejor guión original. Sin embargo, yo creo que la película no tiene nada de nuevo y toda la idea es una copia vil y burda de… ¡Trabucles!
Para los que no se acuerden ya sea porque en ese entonces no estaban idiotizados por la televisión (como yo) o porque no habían nacido. Trabucles era una capsula que se transmitía en el Canal 5 de la televisión mexicana hace poco más de veinte años y que pretendía hacer pensar a los niños mediante diversos acertijos y adivinanzas. Una de esas cápsulas es curiosamente muy similar a la premisa de la más reciente cinta de Brad Pitt y Cate Blanchett, con la diferencia que aquí no era una sola persona la que tenía esta condición, era un pueblo completo.
No sé ustedes, pero si yo fuera el que inventó esas faroleadas con acertijos y adivinanzas, demandaría al que hizo la película… Digo, de alguna forma hay que sobrevivir a esta crisis ¿No?
Así que no le digan, que no le cuenten, a continuación una compilación con cápsulas de los Trabucles. La que les comenté en párrafos anteriores es la primera. Las que siguen están bastante sangronas, de hecho, en la segunda sale un mocoso insoportable que de sólo escuchar su petulante voz y sus gestos de diva de crucero peatonal me dan ganas de agarrarlo a trompadas… Méndigos Trabucles, ahora que lo pienso, nunca me gustaron.
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