El lunes
pasado (9 de diciembre) el Auditorio Nacional de Changotitlán se convirtió en
una sucursal de Hyrule y lo que para algunos podía parecer una convención de
duendes navideños era en realidad una reunión de fanáticos de la saga de
videojuegos Legend of Zelda que, vestidos como Link, el héroe, se dieron cita en
el recinto de Reforma para escuchar arreglos sinfónicos para la música de esta
franquicia.
Momentos
antes que comenzara el show uno podía escuchar comentarios que generalmente son
tabú, rayan en lo prohibido, lo clandestino. Temas que pocas veces se tocan en
los periódicos o programas de televisión, y cuando sucede es con un grave gesto
de censura y desaprobación... Es así que los niños ñoños explicaban a sus papás
los orígenes de la saga y su importancia en la historia de los videojuegos o
los novios ñoños le decían a sus novias (que los acompañaban voluntariamente a
fuerza) que Link es el muchacho chicho que salva a la princesa Zelda y que el
malo de la película se llama Ganon... ¿Alguno de ustedes se ha preguntado cómo
le hacen estos tipos para conseguir novia?
En fin, es
así que anunciaron la tercera llamada, tercera, las luces disminuyeron de
intensidad y Susie Benchasil Seiter, la directora apareció en el escenario para
dirigir a la Orquesta de las Américas y al Coro en Harmonía Vocalis.
Legend of Zelda: Symphony of the
Godesses (Second Quest) – “Overture”
Contrario a
lo que se acostumbra en un concierto de música sinfónica, el público, que por
cierto ocupaba cerca del 75% de los asientos del lugar, aplaudía y gritaba
entre cada movimiento. Jeron Moore, productor ejecutivo del evento, salió a
escena en un par de ocasiones para agradecer al público su asistencia, hablar
un poco de cada una de las piezas que iban a interpretar y, de paso, presumir
su ñoñez. Y sí, como si se tratara de una estrella de rock, la gente aplaudía y
enloquecía con cada frase que Jeron pronunciaba. En fin, me imagino que esa
noche todo valía (excepto la burda publicidad “sólo par el WiiU”).
El concierto
estuvo dividido en dos actos y un encoré. La interpretación de la orquesta fue
bastante buena y los coros le dieron un toque épico. Mi único pero es que hubo
ocasiones en las que la sincronización entre la música y los videos falló por
algunos segundos. Pero tal vez estoy siendo un poco puntilloso. Las piezas
interpretadas fueron:
Primer acto:
Overture
Link’s Awakening
Spirit Tracks
SYMPHONY: Prelude – The Creation
SYMPHONY: Mov. I – The Ocarina of
Time
SYMPHONY: Mov. II – The Wind Waker
(Intermedio)
Segundo
Acto:
Gerudo
Valley
SYMPHONY:
Mov. III – The Twilight
Princess
SYMPHONY: Mov. IV – Time of the
Falling Rain
Encore:
Piezas
provenientes de Majora’s Mask
Wind Waker y
Skyward
Sword
Sin lugar a
duda mi pieza predilecta, la que más me emocionó, fue “The Ocarina of Time”. En
parte por la música y en parte porque ese juego es mi favorito de todos los
tiempos. Ver la recapitulación del juego en alguna de las tres pantallas distribuidas
en el Auditorio me trajo muy buenos recuerdos y ganas de desempolvar mi
Nintendo 64 para volverlo a jugar (Tal vez esta vez no meta tanto la pata en el
tiro con arco).
Legend of Zelda: Symphony of the
Godesses (Second Quest) – “Ocarina of Time”
Por último.
En 1987 llegó a Gringolandia y las Europas el primero de los 15 juegos de Zelda
que hay hasta el momento. Ese mismo año The Smiths sacó una canción titulada
“Shoplifter of the Word Unite”, título basado en el slogan comunista
“Trabajadores del mundo, únanse”. Parece que después de tantos años, después de
todo lo que ha cambiado el mundo, un nuevo grito de guerra ha surgido y
es una realidad: ¡Ñoños del mundo, únanse!
Y que la
Trifuerza los acompañe
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