jueves, 17 de septiembre de 2009
Yesterday
El post publicado hace unas horas me recordó algo que me pasó hace algunos años cuando iba en secundaria. Pues resulta que una de las clases que llevaba en ese entonces era la de Música, donde nos la pasábamos tocando la flauta (sin albur) y aprendiendo cuanta canción se le ocurría a la maestra.
Una de las composiciones que trataron de enseñarnos en ese entonces fue “Yesterday” de The Beatles. A mí desde entonces se me daba muy bien eso de llevar la contra y me importaba entre poco y nada los que los demás dijeran, así que decidí no tocar esa canción por la simple razón que no me gustaba ese grupo. De alguna forma este asunto se volvió algo personal, una cuestión de principios y de mi afirmación como individuo. No iba a permitir que alguien, fuese quien fuese, me obligara a hacer algo en contra de mi voluntad, en contra de mis creencias, en contra de lo que separa a los hombres libres de los esclavos, es decir, la libertad de elección y autodeterminación. Mi decisión trascendió la frontera del salón de clases y toda mi familia se enteró. Es así como mis tías se la pasaron preguntando por no sé cuánto tiempo que por qué no me gustaban los Beatles, si son tan buenos, me acuerdo –decían- que en mis tiempos escuchábamos sus discos en casa de mis primas, siempre que había una reunión familiar. Entonces todas nos poníamos a bailar y todos los mayores nos decían que parecía que estábamos locas y bla, bla, bla, bla, bla.
En fin, como era de esperarse me pusieron cero en ese trabajo/tarea/actividad/examen (o como quieran llamarle). Y a pesar que esto fue la razón primordial por la que no exenté esa materia, hasta la fecha no me arrepiento de lo que hice. Es más, si tuviera que hacerlo, lo volvería a hacer.
Los principios no son una cuestión de moda.
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