Hoy, 23 de abril, Día Internacional del Libro, es el pretexto perfecto para comentar un gran descubrimiento que realicé en Buenos Aires: El Ateneo. Este lugar es una librería que se encuentra en el otrora teatro/cine Grand Splendid y cuya majestuosidad radica no sólo en sus 2,000 metros cuadrados donde uno puede encontrar infinidad de libros y de CD’s, si no también en su exquisito estilo arquitectónico.
Imaginen que entran a un bellísimo teatro antiguo donde los estantes sustituyen las butacas, los libros le hacen de público y todos los días la función está llena. Es de esta forma como miles de asistentes colman el sótano, la planta baja, el primer y el segundo piso del lugar; mientras que el escenario es tomado por un desfile de personajes (estos sí de carne y hueso) que deciden hacer una pausa en su camino para tomar un café o un refrigerio mientras alguien ameniza el lugar tocando alguna melodía en el piano situado en la esquina izquierda del tablado/cafetería.
Sin duda alguna este lugar debe ser una parada obligada para cualquiera que visite la capital argentina. No concibo como alguien pueda ir a este lugar y no enamorarse de varios de los libros y los discos que se pueden encontrar ahí. Es en este tipo de lugares donde uno encuentra lo inesperado, es en este lugar donde yo encontré lo que nunca imaginé y que a continuación les recomiendo.
En primer lugar está el libro “Nuestro lado oscuro – Una historia de los perversos”, escrito por Élisabeth Roudinesco. Aquí la autora nos lleva por un recorrido, desde la Edad Media hasta nuestros días, donde conoceremos a algunos de los perversos más “renombrados” de cada época y sabremos porque se les considera así, quien los bautizó con ese adjetivo calificativo, como ha cambiado la definición de perversión a través de los siglos y la forma en que son tratados/juzgadlos/condenaos estos sujetos.
En segundo lugar está “Asesinos” donde Álvaro Abós nos regala una compilación de crímenes narrados por Marcel Proust, Edgar Allan Poe, Horacio Quiroga, Victor Hugo, Leon Tolstoi, Jack London, Oscar Wilde, Charles Dickens, Antón Chejov, Dostoievski, H. P. Lovecraft y Joseph Conrad, entre muchos otros. Cualquier palabra para calificar el trabajo de cualquiera de estos gigantes de la literatura sale sobrando. Sólo queda guardar silencio y devorar cada una de las páginas de esta obra.
Por último, están los poemas de Luigi Amara, ilustrados por Jonathan Farr, titulados “Las aventuras de Max y su ojo submarino”. Este libro ganó el Premio Hispanoamericano de Poesía Para Niños 2006 y tienen un sabor exquisitamente sombrío y refrescante, muy lejos de la cursilería que generalmente se asocia a una obra poética o de la complacencia de un escrito dirigido a párvulos. Para que se den idea de lo que hablo me permito reproducir un fragmento de poema ‘Un ojo demasiado inquieto’:
“A Max le dolían los ojos
de tanto smog y aire insano,
se tallaba las pupilas
como quien busca un gusano.
“Por error su dedo extrajo
de golpe el ojo derecho,
no le dolió ni hubo sangre
pero gritó: “¡oh, qué he hecho!”
“El ojo rodó por el suelo
como una canica extraña
y fue a la esquina
donde espantó una araña”
No dejen de rockear y de patear traseros.
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