El día en
que los muertos se levantan de su tumba para cotorrear con los vivos ah llegado.
Para celebrarlo no hay nada como visitar un cementerio de noche, entrar a una
casa embrujada, ir a una fiesta de disfraces o ya de perdida ver una película
de terror. Este día voy a optar por esta última opción y voy a ver algo que
lleva por título ‘Nazis At The Center Of The Earth’. La trama se centra alrededor
de unos científicos que están en la antártica cuando accidentalmente se topan
con una ciudad subterránea poblada por zombis nazis… Suena a oro puro ¿verdad?
Los zombis
siempre han sido criaturas terroríficamente fascinantes para mí. Nada me
estresa más que la idea que estas hordas interminables e insaciables devoren a
su propia especie. No puedes razonar con ellos, no saben porque hacen las
cosas, son puro instinto y siempre quieren más. Su putrefacta condición se propaga
con rapidez y llega a los lugares más recónditos del planeta. Luchar contra
ellos es una guerra perdida porque aunque destruyas a algunos, más vendrán en
su lugar, hasta que finalmente te engullan o te transformen en un muerto
viviente. La única opción para sobrevivir es vivir oculto por el resto de tus
días... ¿Se han dado cuenta lo parecidos que son los zombis a la gente que
escucha música pop?
En fin, para
celebrar este día quiero poner unos cuantos videos alusivos a los muertos
vivientes. El primero sorprende por lo gráfico del maquillaje y efectos
especiales (además son una banda imprescindible del horror punk). El segundo es
de una banda psychobilly que ganó su lugar por llevar ‘zombi’ en su nombre. El
tercer video… es difícil de describir, por lo que cada uno de ustedes tendrá
que ponerle el adjetivo calificativo que quieran. Lo que no podrán negar es que, de una u otra forma, está para asustarse.
La portada
del disco más reciente de Green Day tiene una calcomanía que dice:
“Green Day sound the way you
originally loved ‘em, and refreshed: heavier and hardened from their time in
the trenches but back in the garage, ready for rapture.”
Rolling Stone
“Billie Joe Armstrong… still manages
to carry off that breezy sneer as well as he did on the band’s breakout 1994
Dookie.”
Rolling
Stone
Después que
uno escucha ‘¡Uno!’ no queda duda que esto es exagerado, por no decir
francamente tramposo. A pesar de esto el disco no es malo y bien vale la pena
escucharlo.
Yo tengo
cada uno de los disco de estudio de Green Day, desde ‘Dookie’ hasta ‘¡Uno!’, así
que me considero una especie de conocedor en esta materia. No se si lo
recuerden, pero el primer disco conceptual de la banda, el laureado ‘American
Idiot’, salió en 2004, cinco años después le siguió ‘21st Century Breakdown’.
Estamos hablando de muchos años durante los que nos acostumbramos a escuchar
cosas distintas a lo que conocíamos hasta esa fecha, desde la forma entender el
disco, es decir, una gran historia contada a través todas las canciones; hasta
la forma en que sonaban, más suaves por momentos (como en “Wake Me Up When
September Ends”), un tanto ‘experimentales’ en otros (como en los tantos popurrís
que les dio por hacer).
‘¡Uno!’ se
olvida del formato ‘conceptual’ y regresa a lo que hace la mayoría de los discos,
contar una historia distinta en cada canción. Ese es el primer cambio y la
verdad es que muy notorio, ya que el sonido es más espontaneo, menos
pretensioso y no se preocupa demasiado por ofrecer algo que, con la urgencia de
sonar novedoso, resulta algo forzado y un tanto débil (como le pasó a “21st Century
Breakdown”). Bueno, las únicas dos excepciones son “Kill The DJ” y “Oh Love”
que desentonan con el estilo del disco y son, por mucho, las peor canciones que
uno va a escuchar.
El segundo
cambio tiene que ver con la temática lírica. Billie Joe Armstrong se aleja de
los temas políticos (onda ‘American Idiot’), pero tampoco busca retroceder en
el tiempo y explotar las letras que dieron a conocer al grupo (quejidos
adolecentes que hablaban de cómo son raros y nadie los comprende). Entonces ¿a
qué le cantan? La respuesta es más simple de lo que uno pudiera imaginar: la
mayoría de las canciones le cantan al amor… Amores disfuncionales, pero amor a
final de cuentas. Esto es bien interesante ya que a pesar de lo meloso del tema
ellos logran darle la vuelta para que en lugar que suene cursi, suene machín y
divertido.
La tercera
novedad es que Rob Cavallo regresa a la producción, después que Butch Vig lo remplazara
en el disco pasado. Quiero pensar que esto contribuyó a que Green Day regresara
a tocar punk melódico, directo, conciso y sin complicaciones. Y si bien ya no tocan
de la forma tan frenética como lo hacían en ‘Dookie’, es un deleite escuchar ‘¡Uno!’
de principio a fin (claro, siempre y cuando uno le adelante a “Kill The DJ” y
Oh Love”).
En fin, los
dejo con las canciones que, a mi juicio, debieron ser los sencillos.
Hay discos
que necesitan ser escuchados varias veces para poder encontrarles el gusto, la
nueva producción de The Vaccines, “Come Of Age”, no es de esos casos ya que uno
le agarra el gusto desde la primera vez. Curiosamente el ritmo un tanto
sosegado de algunas canciones da la impresión que el disco es más lento que su
predecesor y si bien ya no hay canciones tan rápidas y punketas, estilo
“Wreckin Bar (Ra Ra Ra)” o “Norgaard”, el punch rockero con guitarras poderosas,
tambores salvajes y coros pegajosos se mantiene. Dicho en otras palabras, hay
un cambio respecto al disco debut, pero la esencia del grupo sigue ahí.
No sé si
estoy leyendo demasiado entre líneas pero me da la impresión que los dos
primeros sencillos del disco dan algunas pistas respecto a la búsqueda de
identidad musical de la banda y la atención que han recibido por parte de los
medios. Por ejemplo, “No Hope”
habla de la búsqueda de un camino (¿musical?) en la vida (I don't really care
about anybody else, when I haven't got my own life figured out… There's no hope
and it's time to come of age. I think it's a problem. Does it ever go away?). Por
otro lado, “Teenage Icon” parece un mensaje de mesura a los críticos y público
que los endiosaron con el primer disco (I’m no teenage icon, I’m no Frankie Avalon, I’m nobody’s hero). Adicionalmente, la referencia que hacen a Frankie
Avalon (cantante, actor e ídolo adolecente gringo que colocó 31 sencillos el la
lista americana de Billboard entre 1958 a 1962) da una pista respecto al sonido
que están buscando, porque The Vaccines le mete una onda retro, como de los
años 50, a canciones como “I Always Knew”, “All In Vain” y “Lonely World”.
Otras
canciones interesantes, además de las antes mencionadas:
“Ghost Town”.
Nombre más que apropiado para esta canción que tiene un sonido espectral que
por momentos me recordó a “Creeping Up The Backstairs” de The Fratellis.
“Bad Mood”.
Por mucho la canción más cruda, agresiva y antisocial del disco. Ideal para
todos los inadaptados, inconformes y gente que odia a los que les gusta ver el
mundo en rosa.
“I Wish I Was A Girl”. El
título de por si es escandaloso y la letra es muy ambigua, por lo que da cabida
a muchas interpretaciones. La música evoca imágenes de bailarinas a go-go en
jaulas suspendidas del techo.
“Aftershave
Ocean” es probablemente la canción más tranquila y melódica del disco. Lo que
la hace especial es el juego entre voz y guitarra que da la impresión que ambos
cantan/tocan a coro.
Si todo lo
anterior no les parece razón suficiente para adquirir “Come Of Age” les informo
que la versión que se está vendiendo en México es la edición de lujo. La cual
incluye, dos discos, el primero con las 11 canciones de cajón + tres extras;
mientras que el segundo trae un concierto en vivo desde Brighton. En Amazon UK
este disco sale en £13.79 (MXP 289.59), aquí en changolandia el costo es de
MXP 198. Aunque si lo quieren adquirir por otros medios pues hasta gratis les
puede terminar saliendo.
Domingo 16
de octubre. Me despierto poco después de las 7:00, me siento ligeramente
cansado pero no es algo que amerite que prolongue mis horas de sueño. Después
de meditarlo un poco decido que lo mejor es repetir el plan de vuelo del día
anterior, llegar temprano al Corona Capital y encontrar un buen lugar de
estacionamiento para caminar menos. Poco después de las 12:00 la circulación
sobre el Viaducto Miguel Alemán es fluida, todo pinta bien, en cualquier
momento llegaré al Autódromo Hermanos Rodriguez. Me aproximo al estacionamiento
cuando me doy cuenta que olvidé el boleto. ¿Compro en reventa o me regreso por
él? Decido ir a casa. Una vez con el boleto en mis manos de dirijo de nuevo al
autódromo y me encuentro con dos de mis peores pesadillas, un tráfico
endemoniado y un estacionamiento retacado al que a duras penas pude entrar.
Contrato un bicitaxi para ganar un poco de tiempo, me siento a gusto cuando
traigo chofer. La cara y comentarios de envidia de la gente que va a pie me
hacen sentir bien. Ya legué, es hora de divertirme.
La primera
parte de este día me sirvió para conocer mejor a algunas bandas a las que nunca
había dedicado demasiada atención, la primera de ellas fue la agrupación indie,
Here We Go Magic. Por si no los ubican muy bien, ellos son los que tocan “How
Do I Know”. Lo que más me sorprendió de esta presentación fue la buena conexión
que se logró entre el público y el grupo. Los primeros brincaban y aplaudían,
mientras que los segundos se veían felices de la respuesta de la gente. Me imagino
que nadie esperaba gran cosa por lo que fue uno de esos casos donde todos ganan.
St. Lucia
fue la segunda sorpresa del día. Este proyecto es obra de Jean-Philip Grobler,
quien hace apenas unos meses lanzó su primer EP y ya está siendo considerado
por algunos sitios de internet como uno de los nuevos artistas a los que hay
que seguirle el paso. Su sonido, que tiene una cierta influencia del new wave, fue
muy bien recibido por la gente. Yo tengo sentimientos encontrados. No voy a
negar que disfruté algunas de las canciones, pero hubo momentos donde el abusó
de sonidos electrónicos me causó cierto hartazgo y volvió el show en algo
demasiado artificial.
St. Lucia
The Big Pink
es un dueto inglés de rock electrónico. Por alguna razón sólo vino uno de los
integrantes, Robbie Furze, quien fue apoyado por dos músicos (una baterista con
pinta metalera y una mujer chula de preciosa en las secuencias y sintetizadores).
La presentación nunca despegó del todo por lo que la gente nunca se entregó por
completo. Había momentos donde la banda sonaba muy potente, curiosamente esto
se dio cuando el sonido era más orgánico (entiéndase, se escuchaba la batería y
tocaban la guitarra eléctrica). Pero había lapsos donde toda la música estaba
pregrabada y la batería no se escuchaba en lo absoluto, lo cual resultó
desconcertante y enfrió el ambiente. Aunque a este grupo no lo pudo salvar ni
Superman, se llevan una mención especial por presentarnos a la reina del
segundo día del Corona Capital.
The Big Pink “Hit The Ground
(Superman)”
The BlackLips fue el acto más punk de todo el festival. Una ecualización deficiente, constantes
errores a la hora de tocar y voces desafinadas fue la constante durante los
cerca de cuarenta minutos que tocaron. Entre el público congregado se
encontraba un pequeño grupo de fanáticos que festejaban cada uno de los
intentos del grupo por tocar música. El resto de la concurrencia observaba con
curiosidad. La escena me recordó a cuando uno pasa junto al lugar de un
accidente y se queda a ver qué pasa, es desagradable y de mal gusto, pero no
puedes dejar de mirar.
The Black Lips
Sin lugar a
dudas, la banda que más me gustó no sólo ese día, sino de todo el festival, fue
The Vaccines. Todas las canciones que tocaron fueron buenas, no faltó uno solo
de los sencillos. Además, la conexión que se logró entre banda y público fue
total. Ellos tocaron con mucha energía y la gente de entregó por completo aplaudiendo
y coreando las canciones. Uno de los mejores momentos fue cuando interpretaron
“Wetsuit”. Yo tenía la certeza que la iban a tocar, estaba preparado para eso, en
ese sentido no esperaba ninguna sorpresa; lo que nunca imaginé fue que se me
fuera a poner la piel chinita al escucharla (La última vez que me pasó algo
parecido fue cuando Radiohead tocó “Creep” hace unos años aquí en Changolandia).
Definitivamente este será un momento que atesoraré y agradeceré toda la vida.
Gracias por hacerme sentir vivo. ¡Larga y prolífera vida a The Vaccines!
The Vaccines “Wetsuit”
Yo no recuerdo
haber escuchado un solo disco malo a The Raveonettes (y han sacado siete); sin
embargo, no han tenido el reconocimiento que se merecen. Por un lado, su sonido
se caracteriza por incluir guitarras distorsionadas e influencias retro, mientras
que, por otro lado, sus canciones transitan entre atmósferas oscuras y melodías
pop. Durante el concierto tocaron un poco de todo, pero decidieron darle
preferencia a las canciones más sombrías. Es por eso que me sorprendió
gratamente escuchar tantas canciones de su EP debut como “Attack Of The Ghost
Riders”, “My Tornado” y “Bowels Of The Beast”. ¿Se han fijado como algunas
veces los grupos se aburren o avergüenzan de su pasado por lo que tienden a
ignorarlo? Obviamente ellos no. En fin, disfruté mucho esta presentación, pero
a pesar que tocaron por más tiempo que muchos otros grupos me quedé con ganas
de escucharlos más.
The Raveonettes
El momento
para descansar un poco y prepararme para la recta final del Corona Capital
llegó a eso de las 18:00 cuando M. Ward hizo su aparición en el escenario
principal. Atribuyo la baja asistencia a que la mayoría de los asistentes
prefirió ir a ver a The Drum. En fin, eso no importó porque los que nos
quedamos nos la pasamos muy a gusto escuchando su rock con influencia del blues
y el country. Mi único pero fue que no fue acompañado por la bellísima Zooey
Deschanel. Lástima, ya será en otro día.
M. Ward
Durante su
presentación, las gemelas canadienses Tegan and Sara confesaron estar
sorprendidas y agradecidas por el trato tan amable recibido por parte los
mexicanos. Y sí, fue sorprendente la cantidad de personas (mujeres, en su
mayoría) que se prendieron con sus canciones. ¿Quién hubiera imaginado una
respuesta semejante para un grupo de tan bajo perfil? ¿Será acaso que ellas son
un símbolo para un sector especial de la población? Cualquiera que sea la
respuesta, no me puedo quejar de la selección de canciones ya que resultó muy
entretenido, representativo de la carrera del dúo indie y nos llevó por
diversos estados emocionales (si acaso sólo faltó que tocaran “Speak Slow” y no
desafinaran tanto en algunas canciones). Tal vez algún día me arrepentiré de lo siguiente pero igual lo voy a decir: soy un gran fan de "Closer".
Tegan and Sara
My MorningJacket es la neta del planeta. Su show fue extraordinario y conquistaron el
escenario de la forma que todos los grupos deberían hacerlo: tocando como si
fuera el último show de su vida. La interacción con la gente fue mínima y
básicamente se limitó a presentar a M. Ward en una de las canciones y a
despedirse (muy distinto de lo que hizo The Hives la noche anterior). Esto no
importo ya que igual lograron conectarse con los asistentes. Es más, creo que
de haber incluido demasiadas pausas para cotorrear, el flujo del set habría
sido corrompido, el cual, dicho de paso, se hiló a la perfección. De hecho, la
selección y acomodo de canciones me pareció tan bien hecha que por momentos me
dio la impresión que todo era parte una gran composición, dando como resultado
una sinfonía digna de los mejores compositores de música clásica de la historia.
My Morning Jacket “One Big Holiday”
Uno de los
grupos con más convocatoria fue New Order. De hecho, Bernard Sumner, cantante
de la banda, mencionó que veía gente ‘hasta el horizonte’. El show abrió con
“Crystal” y de inmediato la gente se desprendió del suelo. Siendo esta la
primera vez que visitaban el país no pichicatearon los éxitos y tocaron los que
muy probablemente sean sus canciones más conocidas, “Bizarre Love Triangle” y
“Blue Monday”. Hubo momentos en los que la presentación se volvió muy
electrónica, lo cual enfrió un poco el ambiente (tampoco habría estado mal
incluir en el set “Regret” y “60 Miles an Hour”). En fin, todo fue compensado
en el encore cuando tocaron “Love Will Tear Us Apart”, un merecido tributo a
Ian Curtis y Joy Division el cual casi nos saca las lágrimas a varios de los
presentes. Por cierto, estuvimos a nada de no escuchar esta canción y es que,
al parecer, alguien les pidió que ya no tocaran, pero ellos mandaron al diablo
a esta persona y decidieron hacerlo de todas formas.
New Order “Love Will Tear Us Appart”
¿Por qué una
banda como The Black Keys fue escogida para cerrar el Corona Capital? ¿Quiénes
son para poder tener ese honor? Bueno, ellos han sido capaces de desnudar el
rock, quitarle los adornos, deshacerse de los elementos electrónicos, cajas de
ritmos… En fin, todo eso que llega a quitarle calidez y espontaneidad. Ellos
regresaron la música a su estado primordial y nos recordaron dónde comenzó todo
y por qué nos gusta tanto. Al escucharlos me di cuenta que los conozco mucho
mejor de lo que creía y de cierta forma son viejos conocidos. No sé si sean la
mejor banda del momento pero hicieron que nos la pasáramos muy bien.
The Black Keys “Lonely Boy”
El tiempo
pasó muy rápido, el Corona Capital ha terminado. En el camino a mi auto
comienzo a quejarme del frio que comienza a hacer y del dolor en mis muslos y
pantorrillas. Tanto caminar y brincar causa estragos, pero es un precio que con
mucho gusto estoy dispuesto a pagar. Hasta el año que entra Corona Capital,
prueba superada.
La espera
terminó el sábado 13 de octubre con el inició del Corona Capital, posiblemente
el festival más grande de su tipo que se ha organizado en México. Desde
temprano yo ya tenía todo preparado: tenis a prueba de pisotones, efectivo para
comprar comida y recuerdos, bloqueador del 110 para no terminar como camarón y,
lo más importante, la lista con los horarios de los grupos que quería ver.
Eran cerca
de las 12:00 y como no tenía nada más importante que hacer en casa decidí salir
al Autódromo Hermanos Rodríguez (lugar donde se realizaría el evento) antes de
lo originalmente planeado. No me tomó mucho tiempo llegar al lugar, lo cual
ayudó a que alcanzara a ver al grupo que abrió escenario principal (Corona).
Nunca en mi
vida había escuchado a Los Plastics Revolution, pero debo decir que resultó
una grata sorpresa y pusieron de buen humor a la poca concurrencia que hasta
ese momento nos encontrábamos en el lugar.
Después me
trasladé al escenario Capital para ver a La Habitación Roja, el primer grupo
en mi lista de lo que no me debía perder. Los españoles interpretaron un corto
pero sustancioso set que incluyó la que muy probablemente sea su canción más
famosa aquí en changolandia, ‘Nunca ganaremos el mundial’. El quinteto se veían
complacido con la respuesta del público e incluso el cantante, Jorge Martí,
decidió meterse entre la gente a cantar. Mi única queja es que no tocaron ‘La
Edad de oro’, con todo y que la pedí a gritos y en repetidas ocasiones (estoy
seguro que todos los que están leyendo esto están muy acongojados por este
acontecimiento).
La Habitación Roja - Jorge Martí
Poco después,
el escenario principal fue testigo de las Dum Dum Girls (que de alguna forma siempre
se me han hecho como The Bangles, pero modernas; igual de guapotas pero mucho
más ruidosas ¡Yeah!). Su actuación fue sobresaliente no sólo por la calidad
interpretativa, sino porque llenaron el espacio con mucho más de lo que cualquiera
hubiera imaginado. La forma en que salieron vestidas, todas de negro y ropa muy
chic, les daba un aire vampírico; eso, más la forma en que se movían sobre el
escenario resultó francamente hipnótico. ¿Qué hay mejor que unas mujeres que
sabe rockear?
El cierre
fue inesperado y glorioso gracias a que tocaron “There Is a Light That never
Goes Out”, original de The Smiths.
Por cierto,
para mí que Malia, la bajista, se ganó el título de la reina del primer día del
Corona Capital y no es por nada pero no me importaría invitarle un helado
cualquier día de estos, es más, en una de esas hasta le pongo casa
Dum Dum Girls “There Is a Light That
Never Goes Out”
Eran
alrededor de las 16:00 y el sol caía con fuerza, por lo que ir a ver a DieAntwoord a la carpa del Corona Bizco Stage parecía ser la opción más sensata. Nada
más alejado de la realidad ya que si bien uno se protegía de los rayos solares,
uno no podía controlar el calor humano de todas las personas que retacaron el
lugar.
Por otro
lado, el show de este dúo sudafricano resultó ser uno de los espectáculos más extraños
y grotescos que he presenciado en toda mi vida… Y a la gente le encantó. A
pesar de salir a escena con un retraso considerable, todos aullaron ante la
alucinante presencia de Ninja y Yo-Landi, así como no dejaron de brincar y alzar
la mano al ritmo de sus rimas hip-hoperas y beats techno. Para entender mejor
de qué se trata el rollo de esta banda les recomiendo que vean el siguiente
video y no pierdan el detalle del inflable de Gasparín, el fantasma amigable, y
su pequeño amigo.
Die Antwoord “I Fink U Freaky”
Poco
después, el escenario Corona Light fue testigo de la presentación de TheWalkmen. Esta banda, que bajita la mano ya tiene siete discos en su haber,
demostró gran maestría y clase sobre el escenario. Algo que me llamó mucho la
atención fue cómo, por un lado, la parte instrumental puede sonar tranquila y
contenida; mientras que, por el otro lado, la voz de Hamilton Leithauser transmite
una sensación de enojo y desesperación que, lejos de pelearse, se complementa
muy bien con el sonido del resto de la banda.
El primer
momento retro de la velada llegó a con la presentación de The Wallflowers. Yo
solo conocía tres de sus canciones pero debo decir que disfruté casi todo el
concierto. Los toques de rock sureño y el sonido del órgano le imprimieron un
toque distintivo a la presentación. La única excepción fue una canción nueva, onda
funk, llamada “Reboot The Mission” que está bastante piñata y rompió con el
ambiente hasta entonces erigido.
Un par de
observaciones más. La voz de Jakob Dylan me recordó por momentos a la de su
papá, lo cual no me parece necesariamente malo a pesar que algunos puedan decir
que esto demuestra falta de originalidad. Por último, nunca creí que “One
Headlight” me fuera a encender tanto, no sé por qué pero algo se prendió dentro
de mí y me hizo inmensamente feliz (y estoy seguro que a muchos de los
presentes también).
The Wallflowers
Eran pasadas
las 19:00 y comenzaba a sentir el cansancio de un día muy ajetreado. El
siguiente nombre en mi lista era el de Cat Power. Ir hasta ella al el escenario
Capital implicaba cruzar todo el lugar (lo que equivale a diez minutos
caminando a paso apresurado). Necesitaba tomar una decisión ejecutiva. Decidí
descansar un poco y quedarme a ver a Iron & Wine de quienes apenas había
escuchado su nombre. Ya después me enteré que este acto no es un grupo, sino el
nombre artístico del cantautor Samuel Beam. Sus apacibles rolas, mezcla de folk
y blues, sirvieron para tumbarme sobre el césped y descansar el cuerpo mientras
esperaba por la recta final del primer día de actividades.
The Kills llegó
y golpeó con la fuerza de una locomotora en un recorrido que toco las diferente
paradas musicales del dúo. Y es que no se puede esperar menos cuando se tiene
enfrente el talento de Jamie Hince y la inigualable presencia escénica de Alison
Mosshart. Cuatro percusionistas que se actuaban como autómatas complementaron
la alineación sobre el escenario y ayudaron a crear un ambiente muy peculiar.
Los primeros eran pura crudeza y suciedad, mientras que los segundos aportaban
un elemento marcial e incluso solemne. Es difícil expresar lo que sentí durante
la presentación, pero se asemejó a una mezcla de oscuridad, rabia, arrogancia y
euforia, todo al mismo tiempo. Después de todo The Kills es un bálsamo contra
la conformidad.
The Kills - Jamie Hince
The Kills -Alison Mosshart
Suedecerró
la actividad del escenario Corona Light con un set digno de un disco de grandes
éxitos. La respuesta y asistencia de la gente no fue lo que yo esperaba e
incluso Brett Anderson, el carismático líder de la banda londinense, se notaba
desesperado por momentos e incitaba a los presentes a despabilarse. Por un
lado, creo que el cansancio de pasar un día bajo el sol hizo mella en algunos
asistentes y los amodorró. Adicionalmente, es muy probable que muchos
asistentes hayan preferido ir a ver a los de Franz Ferdinand (quienes con esta
llevan cuatro visitas al país) en lugar de a los de Suede (pilar del britpop,
quienes nunca había venido a México y quién sabe si vuelvan a hacerlo) lo cual
ayuda a explicar la buena, mas no extraordinaria, asistencia. Las canciones más
celebradas por el público fueron “Trash” y “The Beautiful Ones” (aunque
personalmente preferí “Metal Mickey”).
En fin, ver
a Suede fue como un sueño hecho realidad, además que me llevo el grato recuerdo
de haber estado a escasos centímetros de Brett Anderson cuando se bajó del
escenario a cantar cerca del público.
Suede “So Young” y Metal Mickey”
Los suecos
de The Hives dieron cerrojazo a la actividad de los grupos importantes.
Enfundados en frac y con las pilas completamente cargadas se dedicaron a tocar
de forma desenfrenada y por momentos daban la impresión que sufrían un ataque
epiléptico. La autonombrada ‘mejor banda de rock del mundo’ sufrió en algunas
ocasiones para mantener la energía del respetable y es que definitivamente la
gente se encontraba agotada después de un día lardo de actividades. Sin
embargo, la interacción de Howlin’ Pelle Almqvist con el público ayudo a que no
decayera el ánimo.
The Hives “Hate To Say I Told You
So”
Era cerca de
la media noche cuando se escucharon los últimos acordes de “Tick Tick Boom”, la
última canción de la jornada. Había llegado la hora de regresar a casa. Un rio
de gente se apoderó de la pista del autódromo. Algunos apresuramos el paso para
llegar a nuestros corceles motorizados y salir lo antes posible. Otros llevaban
un paso lento o de plano se detenían a intercambiar impresiones, comprar algún
suvenir o esperar a alguna persona. La mayoría de la gente parece contenta. Creo
que le podemos dar una calificación aprobatoria a este día. ¿Qué sorpresas nos
esperan mañana?
La vida me ha enseñado que el concepto de novedad es relativo y básicamente
he identificado dos formas de concebir que algo sea nuevo. La primera se puede pensar
en términos absolutos, nuevo para todo el mundo, la creación de algo que no
existía hasta ese momento. Un ejemplo de esto es el Wii U que comenzará a
venderse el 18 de noviembre del 2012.
La segunda tiene que ver con lo relativo, nuevo para un individuo o
grupo de personas que no tenían idea de la existencia de algo que ya era
ampliamente conocido por el resto de la población o un grupo de esta. Piensen
en lo que hizo Ricky Martin en 2010 cuando salió del closet, todo mundo sabía
que él era gay desde hacía décadas, pero aparentemente él no tenía idea de su
homosexualidad.
Hace un par de semanas fui a ver Resident Evil: Retribution con unos
amigos, en el camino al cine uno de ellos me preguntó qué música estábamos
escuchando, después de informarle que el nombre del grupo era Metric él
respondió que nunca los había escuchado pero que sonaban bien. Este es otro
ejemplo de algo relativamente nuevo, conocido para unos, nuevo para otros.
La banda canadiense Metric no es muy conocida en México, o por lo menos
no tanto como merece. Su más reciente disco, “Synthetica”, salió a la venta en
junio de este año pero no ha tenido mucha difusión, por lo que, para hacer un
poco de justicia, quero presentarles una reseña de esta muy recomendable producción.
“Synthetica” es más que una colección de 11 canciones puestas al azar,
una vez que uno escucha y pone atención a las letras pueda darse cuenta que hay
un tema común: el conocimiento y aceptación de uno mismo, sin importar que uno
no sea perfecto o que nuestras creencias/acciones no sean populares o estén
fuera de lo que está de moda. Puesto de otra forma, el disco es un manifiesto en
contra de la zombificación de los individuos.
En general, la música y los coros son bastante melódicos durante todo el
disco, fácilmente memorizables y susceptibles tarareados por cualquiera. Esto
puede sonar contradictorio comparado con su discurso anti-conformista que
manejan, sin embargo, estos conceptos tan disímbolos se complementan bastante
bien y arrojan un resultado más que aceptable. Afortunadamente la aportación de
la guitarra, bajo y batería dan suficiente fuerza a las composiciones para que
no se queden en un débil intento de rebelión.
‘I’m just as fucked up as they say’ es la primera frase de “Artificial
Nocturne”, la primera canción del disco. El discurso antes referido comienza a
ser disparado de forma frontal y sin lugar a tregua. La música, que comenzó
como el murmullo de un sintetizador, poco a poco comienza a tomar fuerza y a
incorporar más instrumentos hasta que alcanza su plenitud. Es el adelanto que
está por llegar.
“Breathing Underwater” y “Lost Kitten” son redondas en todos los
aspectos, la primera un poco más agresiva y atormentada que la segunda, pero
ambas tienen madera para suceder con creces al primer sencillo “Youth Without
Youth” (que no es por nada pero puede que sea la canción más floja del disco,
sin que sea necesariamente mala).
“Clone” es una de las composiciones más interesantes del disco. Por un
lado suena tremendamente dulce e idílica, te hace soñar que todo tiene solución
y que mañana será un día mejor, es más, me atrevo a decir que es de las
melodías más bonitas que he escuchado de un par de años a la fecha. Sin embargo
no todo es felicidad, la letra es completamente lo contrario, en ella no se
habla de amor o esperanza; muy por el contrario, el tema es la separación y el
reconocimiento que esa relación nunca va a funcionar. Si quieren mandar a volar
a alguien y no saben cómo decirlo, aquí puede encontrar inspiración.
“The Wanderlust” es otra canción sobresaliente que nos regala
“Synthetica”, no sólo por su valor musical, sino porque cuenta con la
colaboración de un monstruo de la música, el señor Lou Reed. Su voz es
inconfundible y hace un excelente juego junto a la de Emily Haines, cantante de
Metric.
Quiero terminar esta reseña con mi canción favorita, la cual le da
nombre al disco y ejemplifica en buena medida todo el choro que les solté. Pero
por qué hablar de ella y caer en pleonasmos cuando la podemos escuchar, así que,
como diría Steven Tyler, ‘let the music do the talking’.
Muchas veces he escuchado que, independientemente de la música que te guste, uno tiene que ir a ver a Juan Gabriel y a Luis Miguel en concierto por lo menos una vez en la vida. Yo fui a ver a Juan Ga hace unos siete años, en ese entonces el divo de Ciudad Juárez no se asemejaba a la señora mórbidamente obesa que es hoy, en ese entonces él simplemente parecía una señora rechoncha. Si bien no me pareció el mejor concierto del mundo, creo que me divertí. En lo que respecta a Luis Mi, nunca he ido a verlo básicamente porque tengo miedo de su fanaticada. Sí, tengo pavor que sus seguidoras me escuchen criticar la poca originalidad y decadencia del cantante y me acribillen con sus tacones. Además he escuchado que sus conciertos siempre son lo mismo y no son nada fuera de este mundo. Hace unos años se me ocurrió que hablar de Luis Miguel y Juan Gabriel como los mejores cantantes populares en vivo era un poco injusto ¿Por qué sólo ellos valen la pena? Es por eso que, después de hacer un análisis (relativamente) concienzudo, se me ocurrió candidatear a un grupo harto popular, incómodo y censurable para unos, héroes y juglares de la realidad nacional para otros, ídolos de la música norteña: Los Tigres del Norte. El 30 de septiembre pasado tuve la oportunidad de ir a verlos al Auditorio Nacional de la Ciudad de México para comprobar si sí son muy chipocludos o los idealicé demasiado. Me sorprendí apenas me acerqué al lugar del concierto. Nunca en mi vida había escuchado tantos acentos tan diferentes reunidos en un mismo lugar o visto a tantas personas con botas y sombrero. Esto último me lleva a algo muy importante, lo folclórica de la indumentaria de muchos de los asistentes (lástima que no llevé cámara). Por ejemplo, fui testigo de como la vestimenta onda ‘presentador de Bandamax’ no es usada únicamente por la gente en la televisión. También me sorprendí al ver más hombres con arete que en un concierto de rock. Una pareja muy en la onda Brokeback Mountain (los hombres que van en pareja y se visten exactamente igual siempre despertarán sospechas). Pero mis favoritos fueron unos individuos que parecían parientes de Los Tigres del Norte, a quienes no tuve más remedio que bautizar como ‘la familia leopardo’. Cuatro personajes muy elegantes, ataviados con prendas hechas con tela ‘aleopardada’. La mayoría de ellos llevaba este motivo en el chaleco, pero la que le puso más ganas al disfraz fue la mamá, con sus zapatos, pantalones, chaleco y sombrero con tela de leopardo. ¡Grrrrrrrrrr! Yo llevaba puesta una playera de Pumas, así que no desentonaba del todo si consideramos la vibra felina que se vivía. El concierto comenzó con la proyección de un pequeño documental sobre la realización del Unplugged que hicieron para MTV. Eso y todas las personas con violines, violonchelos, contrabajos y demás sobre una plataforma en el escenario me hizo suponer que iba a ser un concierto muy en línea con lo que se transmitió en el otrora buen canal de televisión. Nada más alejado de la realidad ya que la orquesta tocó en aproximadamente cuatro canciones y sólo se notó su contribución en una (la que cantan a dúo con Paulina Rubio). El concierto duró algo así como cuatro horas, personalmente nunca había visto grupo o cantante alguno tanto tiempo sobre un escenario (con excepción, tal vez, de las bandas que tocan en las bodas). Esto se debió a que en algún momento de la velada estos norteños dijeron que mientras el público pidiera canciones, ellos los complacerían. Dicho y hecho, hordas de personas se acercaron al escenario a dejar papelitos o decir de viva voz qué canción quería escuchar. Algunos más aprovecharon la ocasión para sacarse la foto con su Tigre favorito o pedir que le mandaran saludos a la familia tal o cual. Gracias a esto el concierto se convirtió en una tocada improvisada, sin pies ni cabeza e hizo que la duración del recital fuera tan dolorosa e innecesariamente larga. Yo me quedé hasta el final por necedad y porque lo tome como una competencia. ¿Quién se cansaría primero? ¿Ellos o yo? Con mucho orgullo les puedo decir que yo gané (eso sí, en cuanto terminó el concierto salí volando). En fin, por un lado me da gusto que este grupo con 44 años de trayectoria, más de 55 discos grabados y más de 60 millones de copias vendidas le de gusto al público; por otro, me da lástima que lo que pudo haber sido un gran concierto se haya vuelto un suplicio por las razones antes expuestas. Por cierto, aprovecho para enviar un corte de manga a la gente que convirtió el evento en una especie de concurso de popularidad donde parecía que lo más importante era que los cerca de 10,000 asistentes se enteraran que Los Tigres del Norte tocaron la canción que se le pegó la gana a la familia Pérez o que Juan le manda muchos saludos a Juanita. Pero no todo fue tan malo ese día. Escuché todas las canciones que conocía y me gustan, las cuales van de los narco corridos, hasta las canciones de desamor, de la denuncia social hasta las rolas para echar el bailongo. Los videos que proyectaron son obras maestras kitsch y deberían ser consideradas patrimonio cultural de la nación. Además, ellos son todos unos personajes: Jorge Hernández es un excelente frontman, la forma en que se dirige a la gente es única (entre locutor de estación guapachosa y presentador de lucha libre), además tiene una colección de acordeones impresionante (similar a los montones de guitarras de algunos rockeros); Hernán Hernández es hizo un genio del bajo y Eduardo Hernández deslumbra con el dominio de cuanto instrumento musical le pongan entre las manos. En fin, a casi una semana del concierto todavía no puedo dar un veredicto rotundo respecto a si me gustó o no. Por un lado, pude escuchar algunas buenas canciones y presencié cosas muy pintorescas y divertidas; sin embargo, lo desesperante de la gente y la duración exageradamente larga anula las cosas buenas. Quizá es una buena idea preguntar a otros asistentes, como el embajador de los Estados Unidos en México, Anthony Waine, qué les pareció la actuación de Los Tigres del Norte. Los Tigres del Norte “La Manzanita”
Concebido, criado y radicado en México Distrito Federal. Ciudad harto interesante por todas las cosas que pasan y por todos los changos y demás fauna urbana que la habita.
Tengo un tórrido romance con la música. Escribir sobre ella es como tener una novia escultural y sacarla a pasear para presumirla.
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