martes, 30 de abril de 2013

Para festejar el día del niño


¿A quién no le gusta festejar el día del niño (aun cuando uno dejó esos años mozos hace algunos ayeres)? ¿A quién no le gusta que lo celebren, le regalen dulces, chocolates y juguetes? ¿A quién no le gusta que lo consientan? ¿A quién no le gusta sorprenderse y vivir experiencias nuevas?

En fin, si a ustedes no les ha sonreído este día puede que tengan que esperar al año que entra porque el día del niño está por terminar y la oportunidad de ser agasajado está por terminar.

Hoy, mientras disfrutaba una degustación de golosinas se me ocurrieron algunas canciones que podrían quedar bien para este día.

MGMT “Kids”

Sleigh Bells "Kids”

The Muffs “Kids In America”

Sam Roberts “Them Kids”

Two Door Cinema Club “Kids”

Belle And Sebastian “The Kids Are Alright”

The Offspring “The Kids Aren’t Alright”

domingo, 28 de abril de 2013

¿Qué quiere la banda? Música gratis de Pond


Hace poco la Ciudad de México recibió la visita de los australianos de Tame Impala. Otro grupo que también es de la tierra de los koalas, le hace a eso del rock psicodélico e incluso comparte integrantes con Tame Impala es Pond. ¿Los ubican? Pues yo tampoco, pero después de hacer un poco de investigación les puedo decir que ellos han estado activos desde el 2008 y hasta la fecha han sacado cuatro LPs y un EP. Adicionalmente, este año van a sacar un nuevo disco, ‘Hobo Rocket’.

“Giant Tortoise” es el primer sencillo que sale de esta nueva producción y el grupo la está regalando a cambio de una dirección de correo electrónico. No es por nada, pero la canción está bastante cotorra y es una buena forma de conocer a esta banda. El enlace para bajarla está aquí.

Ahora, que si primero la quieren escuchar, sólo denle click al video de aquí abajo.

Pond “Giant Tortoise”

¿Es mi imaginación o la guitarra tiene todo el estilo de Jack White?

sábado, 20 de abril de 2013

War Child está de aniversario y regala canción


War Child es una organización caritativa que se dedica a apoyar a niños que se encuentran en una situación vulnerable debido a que su familia, comunidad y escuela ha sido afectada por la guerra. Las actividades que realizan incluyen:

1. Proporcionar atención médica, refugio y asesoría a niñas que han sido víctimas de violencia sexual.
2. La creación de refugios seguros donde los niños pueden escapar de los peligros de la vida en las calles después de que la guerra los ha obligado a salir de casa.
3. La reconstrucción de escuelas destruidas por la guerra y hacer que los niños cambien el uniforme del ejército por el de la escuela.
4. Ayudar a los niños a que sus voces sean escuchadas y se respeten sus derechos, así como ayudar a las poblaciones locales a proteger mejor a sus niños.

Actualmente realizan labores humanitarias en Afganistán, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Irak, Siria y Uganda.

Una de las actividades que realizan para recaudar fondos y crear conciencia es el lanzamiento de discos donde han participado artistas como Blur, Oasis, Radiohead, Portishead, Coldplay, entre muchos otros. Este año se celebran 20 de la creación de War Child. Para celebrarlo el pasado 18 de febrero se lanzó un álbum digital con lo ‘mejor’ de lo que se ha grabado para esta caridad. Por cierto, lo pueden adquirir dándole click aquí. Como parte de la promoción, Muse accedió a regalar una canción. La elegida es una versión en vivo de ‘Time is Running Out’, pero con el clásico ‘House of the Rising Sun’ como intro. Para llegar a la canción solo denle click aquí.

Y si quieren donar a War Child el enlace está aquí.

viernes, 12 de abril de 2013

Acerca del concierto de The Stone Roses en la Ciudad de México


Hace varios meses se anunció que el grupo inglés The Stone Roses daría un concierto en el Palacio de los Deportes y que Jake Bugg sería el acto que abriría la velada. Todo sonaba bastante bien. Un grupo que dejó una marca indeleble en toda una generación de grupos ingleses venía por primera (y probablemente última) vez a Changotitlán.  Por otro lado, una estrella naciente en el firmamento musical presentaría su primer disco.

El día que las entradas salieron a la venta (6 de febrero) yo estuve conectado a la página de Ticketmaster minutos antes de que los liberaran, refrescándola cada pocos segundos, como si repitiera un mantra, como si fuese una persona con algún desorden obsesivo compulsivo, como si mi vida dependiera de eso… Todo terminó cuando apareció la pantalla indicando que ya estaban a la venta. No quería correr ningún riesgo, así que me apresuré a comprar un par de boletos ¿qué tal que se acababan?

Un mes después (el 4 de marzo para ser exactos) se anunció que se cancelaba la presentación de Jake Bugg, pero que la de The Stone Roses seguía en pie. Nunca se dio una explicación.

Un par de semanas más tarde (el 19 de marzo) hubo otro anuncio. El concierto cambiaba de sede. Del Palacio de los Deportes al nefasto Pepsi Center WTC. Para entonces era un secreto a voces que la venta de boletos no iba muy bien que digamos y eso motivó el ajuste. En vista de todo lo sucedido ¿sería posible que se cancelara el concierto?

Los días pasaron junto con la angustia que alguna otra cosa mala pudiera pasar. Sin embargo, no hubo otra noticia catastrófica e inesperada que lamentar. Así fue como llegó el 9 de abril y la hora de ir al lugar del concierto. Mientras manejaba rumbo al Pepsi Center WTC no dejaba de suplicar que la pésima acústica del lugar no arruinara por completo el concierto (ya había sufrido demasiado). ‘Por favor -me repetía- que lo arruine, pero solo un poquito’.

El concierto comenzó poco después de las 21:20. La edad promedio del público era de por lo menos treinta años, no exactamente uno pollitos de leche. Es posible que algunos de los que querían ir tuvieran que trabajar o no tenían con quién dejar a sus hijos. Si a eso le sumamos que la banda se disolvió en octubre de 1996 (justo cuando comenzaban a trascender fronteras), no ha sacado nada nuevo desde entonces y apenas se reunieron para este tour, pues no es tan raro comprender porque el poder de convocatoria de este grupo de culto sea limitado en este lado del mundo.

Durante la presentación el grupo se mostró con buen ánimo y dispuesto a conectar con el público. Mientras Mani, Reni y John Squire hacían lo suyo detrás de sus respectivos instrumentos; Ian Brown (el que canta, para los que no lo ubiquen) recorría el escenario de un lado al otro, agitaba los cascabeles en su mano, levantaba los brazos en señal de victoria, lanzaba algunas frases en español y regalaba a la gente todo lo que estaba a su alcance y no estaba atornillado al escenario (cascabeles, setlists, flores y hasta toallas fueron objeto de la dadivosidad del rey mono). Este sencillo acto me pareció tener un doble significado. Por un lado está el agradecimiento hacia el público que seguramente esperó muchos años para vivir este momento. Por otro lado, me pareció una forma de despedirse por siempre y dejar la mejor impresión posible en todos los asistentes, los que lograron pescar algo y los que sólo veían obsequios volar por el aire y caer a la distancia.

Por otro lado, algo que llamó mucho mi atención fue el juego de luces que utilizaron que, aunque sencillo (básicamente eran columnas de de luces monocromáticas), fue efectivo y ayudó a crear una atmósfera muy especial que a la postre se convertiría en el marco de unas excelentes postales.

The Stone Roses en Changotitlán

Las canciones que interpretaron fueron consistentes con lo que han venido tocando en este tour, incluso en el orden en que aparecieron. El concierto abrió de forma muy fuerte con “I Wanna Be Adored” y le siguieron una carretada éxitos que dudo hayan decepcionado a los conocedores de The Stone Roses (si acaso sólo faltó “Elephant Stone”). El momento más glorioso de la noche fue la forma en que cerraron la noche con “Love Spreads”, “She Bangs The Drums” y “I Am The Resurrection”.

Como era de esperarse el audio no fue de lo mejor y falló en algunas canciones, en especial en  “Waterfall” (la voz de Ian Brown no se escuchaba y parecía que uno escuchaba un motón de ruido sin pies ni cabeza). Pero esto no es algo que me sorprenda ya que el Pepsi Center WTC me tiene acostumbrado a su paupérrima calidad.

A final de cuentas y a pesar de las limitaciones del lugar, el concierto fue bastante bueno. Grandes canciones, conexión entre la banda y el público, así como uno poco de nostalgia salvaron la noche.

Por último, aquí va la lista de las canciones que tocaron.

1. I Wanna Be Adored


2. Mersey Paradise
3. (Song For My) Sugar Spun Sister
4. Sally Cinnamon
5. Ten Storey Love Song


6. Where Angels Play
7. Shoot You Down
8. Fools Gold
9. Waterfall
10. Don’t Stop
11. Made Of Stone
12. This is The One
13. Love Spreads


14. She Bangs The Drums


15. I Am The Resurrection


M: muchas gracias por las fotos y la compañía.

martes, 9 de abril de 2013

Escucha el nuevo disco de Yeah Yeah Yeahs antes que salga a la venta


El próximo 16 de abril los Yeah Yeah Yeahs van a sacar su nuevo disco, ‘Mosquito’. Si no quieren esperar a que salga para escucharlo sigan leyendo, porque si le dan click al video de abajo van a poder repasarlo en su totalidad.

Creo que no tiene mucho caso ahondar en cada una de las canciones, ya que en el video todas ellas son comentadas por el grupo (quienes a pasar de no ser muy  elocuentes aportan datos interesantes que ninguna otra persona podría hacer). Lo que sí les puedo decir es que el material suena bastante bien, oscuro como una noche de luna nueva, primitivo y con algunos toques de soul. Es más, me atrevo a decir que ‘Mosquito’ es uno de los mejores discos de lo que va del año y que no le extrañe a nadie que esté en la lista de los mejores discos del 2013... Bueno, seamos sinceros, es difícil escuchar algo peor que la producción anterior de la banda, ‘It’s Blitz’.

Entre las canciones que más me gustaron están: “Sacrilege” (2:07), “Mosquito” (12:44), “Area 52” (32:37) y “Despair” (47:03).

Yeah Yeah Yeahs ‘Mosquito’


lunes, 1 de abril de 2013

Erase una vez en el Vive Latino 2013 (epílogo)


Mis aventuras en el Vive Latino 2013 no acabaron al salir por la puerta 8 del Autódromo Hermanos Rodríguez, pues sucede que tuve un pequeño incidente a la hora de ir a buscar mi auto en una de las calles aledañas a Añil.

Imaginen que después de todos los momentos felices vividos en el festival, por fin me dirijo a la calle donde había estacionado mi auto. Después de mucho caminar por esta vía, medianamente iluminada y completamente extraña para mí, me di cuenta que el camino estaba por terminar y yo seguía sin encontrar lo que estaba buscando. ¿Qué hice? Pues caminar de regreso y ver si por alguna inusual conjunción de eventos pasé sin verlo. Hice este ejercicio un total de tres veces. Con cada recorrido comencé a notar como los vecinos que estaban fuera de sus casas, platicando o simplemente escudriñando a los transeúntes, comenzaban a mirarme fijamente. Eventualmente uno de ellos, moreno, estatura baja, 25 ó 30 años, me preguntó si estaba buscando mi auto. Temiendo por mi seguridad (ya saben que a las mamás les encanta inculcarnos desde pequeños que no debemos hablar con extraños) pero sin muchas cosas más que perder y, peor aún, sin medio de transporte de regreso a casa, decidí decir la verdad. Mi interlocutor trató de tranquilizarme y me dijo que no temiera, ‘aquí no se roban los autos’.
-¿Cuál era el nombre de la calle en que lo dejaste? -preguntó.
-No me fijé -respondí- pero estoy seguro que fue en esta calle. Reconozco muchas de las cosas que hay aquí.
-¿Se lo encargaste a alguien?
-Sí, a una señora que me dijo que estaba cuidando coches junto con su esposo.
-¿Cuánto te cobró?
-100 pesos.
-¿Y cómo era el señor? ¿Chaparro y moreno?
-… Sí.

 Después estas y otras preguntas respecto a los detalles de mi auto, le pidió a una mujer que estaba junto a él que sacara la bicicleta para dar una vuelta para buscar mi coche. ‘Y de paso regálale una chela en lo que regreso. Eso sí güero, si lo encuentro nada más te pido que me des para el ‘chesco’’. Yo en ese momento estaba dispuesto a dar todo lo que tenía en mi cartera con tal de volver a ver mi auto, es más, no me importaba que no tuviera defensa, vidrios o estéreo; me bastaba con que encendiera el motor y tuviera las cuatro llantas.

Los minutos corrían, prolongando la agonía de la espera. Eventualmente otro de los vecinos, moreno, estatura baja y con una gorra de beisbol hacia atrás, se animó a decir que el de la bicicleta ‘es bien güey’ y que era más probable encontrar el coche si lo acompañaba. Es así como comencé mi peregrinar por las calles oscuras de la colonia Granjas México. Cada tantos metros que nos alejábamos de la civilización mi corazón se aceleraba un poco más. Una de mis manos apretaba constantemente el control remoto con la esperanza de que la alarma del mi corcel mecánico comenzara a relinchar. La otra se aferraba al celular mientras yo debatía conmigo si debía llamar a la policía, el seguro, mis papás o a algunos amigos para que me hicieran el paro.

En diversas ocasiones mi guía se encontró a algunos de sus amigos (o por lo menos eran conocidos a los que siempre se refería por apodo), los cuales le preguntaban qué estaba haciendo, ‘ayudándole a mi amigo a encontrar su coche’. ‘Aquí no se pierde nada, no te preocupes’ me respondía la mayoría de ellos. ‘Sí, no te preocupes, aquí  no se roban los autos, a lo mucho se chingan el estéreo’.

En fin, después de peinar minuciosamente la zona y temer en más de una ocasión un inminente atraco, encontramos mi auto en una calle cercana a la que inicialmente entré. Sí, yo estaba en la calle equivocada, pero como todas son tan parecidas no noté la diferencia. Ya con el corazón rebozando de alegría emprendí el camino de regreso a casa. La calle de Añil, que cuando inicié mi búsqueda estaba repleta de autos, para esta hora lucía despejada.

La moraleja, siempre que estacionen su auto fíjense en el nombre de la calle en que lo dejan.